17 Dec
17Dec

Por Josué Tejada

Introducción

El panorama macroeconómico global se ha caracterizado en los últimos años por una elevada incertidumbre y una marcada volatilidad, especialmente en los mercados emergentes. En este contexto, los bancos centrales desempeñan un rol determinante: sus decisiones influyen de manera directa en la estabilidad financiera y en la confianza necesaria para que los mercados puedan desarrollarse y proyectarse hacia el futuro. 

Una de las principales herramientas de estas instituciones es la Tasa de Política Monetaria (TPM), utilizada para ejecutar las decisiones de las autoridades monetarias orientadas a preservar la estabilidad de precios y del sistema financiero. No obstante, la TPM no es el único canal a través del cual los bancos centrales influyen en la economía, ni debería ser el único elemento para considerar al momento de evaluar decisiones corporativas.

 Surgen entonces varias preguntas clave: ¿qué hace realmente un banco central?, ¿qué se entiende por política monetaria? y, sobre todo, ¿cómo impactan estas decisiones en los proyectos y en la gestión financiera de una empresa familiar?

Mecanismos de transmisión de la política monetaria

La política monetaria puede definirse como el conjunto de acciones y decisiones adoptadas por el banco central para gestionar el costo del dinero —a través de las tasas de interés— o la cantidad de dinero en circulación —mediante la oferta monetaria— dentro de una economía. Entre sus principales objetivos se encuentran el control de la inflación, el estímulo al crecimiento económico, la reducción del desempleo y, en el caso de los mercados emergentes, la preservación de la estabilidad cambiaria.

Para alcanzar estos objetivos, el banco central dispone de diversas herramientas, entre ellas la Tasa de Política Monetaria. La TPM actúa como una tasa de referencia que, a través del corredor de tasas de interés, influye en el comportamiento de las entidades de intermediación financiera (EIF), las cuales, a su vez, determinan las tasas activas y pasivas que enfrentan empresas y hogares.

La dirección y magnitud de los movimientos de la TPM generan efectos distintos. Un aumento de la tasa encarece el financiamiento para las EIF y, por extensión, para los prestatarios finales. Al elevarse las tasas, cambia el costo de oportunidad del capital: para una empresa familiar puede resultar relativamente más atractivo destinar recursos a instrumentos de renta fija, como bonos o depósitos a plazo, en lugar de invertirlos en nuevos proyectos productivos.

El canal del tipo de cambio

Las variaciones en las tasas de interés también inciden sobre el valor de la moneda local frente a otras divisas, a través del llamado canal del traspaso cambiario o exchange rate pass-through. Este concepto mide la sensibilidad de los precios internos ante cambios en el tipo de cambio.

Cuando la moneda local se deprecia, el costo de los bienes importados aumenta, generando lo que se conoce como inflación importada. Ante este escenario, el banco central suele responder con incrementos en las tasas de interés, no necesariamente para frenar el consumo, sino para contener presiones inflacionarias derivadas del efecto pass-through.

Impacto práctico en la empresa familiar

Estos mecanismos de transmisión influyen directamente en las decisiones que toman los agentes económicos, tanto dentro como fuera de la empresa familiar. Por un lado, el encarecimiento del dinero desincentiva el consumo y la financiación de nuevos proyectos; por otro, eleva el atractivo relativo de los instrumentos financieros de renta fija.

Esta situación plantea un dilema clásico de gestión de riesgos: si una empresa dispone de capital para invertir y las tasas de interés aumentan, ¿conviene colocarlo en un depósito a plazo o destinarlo a la expansión del negocio? No siempre resulta más rentable invertir en la empresa, ya que en contextos de tasas elevadas suele producirse una desaceleración de la inversión y del crecimiento económico.

Adicionalmente, las expectativas sobre el tipo de cambio influyen en las decisiones de inversión. Si una empresa incurre en costos denominados en dólares y se anticipa una depreciación de la moneda local, necesitará más pesos para cubrir los mismos compromisos en divisa extranjera. Esta situación puede alterar los supuestos del modelo financiero y llevar a la postergación indefinida de la inversión.

Crédito corporativo y estructura de capital

Un aumento de la tasa de política monetaria también modifica el comportamiento de las entidades financieras. Al elevarse la rentabilidad de los instrumentos del banco central, las EIF pueden preferir mantener su liquidez en estas facilidades en lugar de canalizarla hacia el crédito, reduciendo así la disponibilidad de financiamiento para el sector privado.

Además del mayor costo del dinero, los bancos tienden a endurecer sus criterios de riesgo, concentrándose en prestatarios de menor perfil de riesgo y restringiendo el crédito a empresas más pequeñas o percibidas como más riesgosas. Como resultado, muchas empresas familiares, aun con proyectos rentables y disposición a pagar tasas elevadas, pueden enfrentar rechazos crediticios.

Este cambio en la oferta de crédito tiene un impacto directo en la estructura de capital. Al cerrarse el acceso al financiamiento externo, la empresa se ve obligada a recurrir a la reinversión de utilidades o a aportes de capital de los socios, reduciendo su apalancamiento financiero.

Decisiones de inversión

Las decisiones de política monetaria también alteran el atractivo relativo de distintas alternativas de inversión. Por ello, resulta fundamental que la empresa evalúe el entorno monetario antes de comprometer recursos, ya que el impacto varía según el tipo de inversión.

Inversión en activos fijos (CAPEX)

Todo proyecto se evalúa frente a una tasa mínima aceptable de rendimiento (MARR), generalmente vinculada al Costo Promedio Ponderado de Capital (WACC). Cuando el Banco Central eleva la TPM, el WACC tiende a aumentar, de modo que proyectos previamente rentables —por ejemplo, con una MARR del 10 %— pueden comenzar a destruir valor.

Gestión de liquidez y activos líquidos

En escenarios de exceso de liquidez, identificar correctamente el costo de oportunidad resulta crucial. Más allá de los rendimientos financieros, la empresa debe mantener el foco en aquellas actividades que generan flujo de caja operativo, y no únicamente ingresos financieros de corto plazo.

Política de dividendos y flujo de caja

En períodos de estabilidad monetaria, la política de dividendos suele ser predecible. Sin embargo, cuando el banco central endurece la política monetaria y restringe la liquidez, la caja se convierte en un recurso estratégico. En estos contextos, las empresas tienden a privilegiar el financiamiento interno sobre el externo, incluso a costa de reducir o postergar la distribución de dividendos.

No obstante, la simple retención de utilidades no garantiza el éxito. Frente a un entorno de capital costoso y liquidez limitada, el empresario debe adoptar una postura más defensiva, orientada a proteger la estructura financiera y la rentabilidad real de la compañía. Para ello, resultan clave algunas herramientas operativas.

Calce de monedas o natural hedging

Consiste en alinear la moneda de los pasivos con la moneda de los activos y flujos de caja, reduciendo la exposición al riesgo cambiario.

Dinámica de precios (pricing power)

La implementación de mecanismos de ajuste de precios basados en el costo de reposición del inventario, combinada con un alto poder de fijación de precios, permite proteger los márgenes en entornos inflacionarios.

Conclusión

En los mercados emergentes, la política monetaria constituye un determinante estructural de la viabilidad financiera corporativa. Las decisiones del banco central, orientadas a preservar la estabilidad macroeconómica mediante el ajuste de tasas y la gestión cambiaria, generan restricciones de liquidez y encarecen el crédito, alterando el perfil de riesgo de la empresa familiar.

Este entorno obliga a sustituir el financiamiento externo por fuentes internas y a priorizar la retención de utilidades sobre la distribución de dividendos para garantizar la continuidad operativa. En consecuencia, la gestión financiera debe centrarse en la implementación técnica de coberturas cambiarias y mecanismos de ajuste de precios que mitiguen la erosión de los márgenes, independientemente de la duración del ciclo monetario restrictivo.

Referencias 

Mishkin, F. S. (2001). Financial Policies and the Prevention of Financial Crises in Emerging Market Economies. World Bank Research Observer. 

Fuentes Brito, F., & Mendoza Lugo, O. (2007). Dinámica del Pass-Through de Tipo de Cambio en Economías Pequeñas y Abiertas: El caso de la República Dominicana (Serie Estudios Económicos No. 1). 

Banco Central de la República Dominicana. Tasa de Política Monetaria: principal herramienta de los bancos centrales. https://www.bancentral.gov.do/a/d/5281-tasa-de-politica-monetaria-principal-herramienta-de-los-bancos-centrales

 Allayannis, G., & Ofek, E. (2001). Exchange rate exposure, hedging, and the use of foreign currency derivatives. Journal of International Money and Finance.