26 Aug
26Aug

¿Hay valor en los activos intangibles?

Karla Sánchez

Entre las múltiples cualidades en función de las cuales se pueden clasificar los activos de una empresa, su intangibilidad es una de las más relevantes para estimar el valor de mercado de la organización que los posea. Los activos tangibles son aquellos que pueden distinguirse a simple vista gracias a su presencia física; estos constituyen el principal insumo productivo de la compañía. En contraste, los activos intangibles son aquellos que, a pesar de no ocupar un espacio físico, se hacen notar por los notables beneficios económicos que le brindan a la empresa.

Desde el punto de vista social y cultural, los activos intangibles pueden llegar a ser incluso más valiosos que los tangibles debido a que impactan la reputación y la historia de la empresa. Gran parte de los beneficios económicos de una compañía provienen de la aceptación del público que demanda sus servicios. Esto se consigue con la creación de una marca sólida y confiable; generalmente a través de la utilización de activos intangibles para impulsar la efectividad y productividad de los tangibles.

Es preciso destacar que no todos los intangibles pueden considerarse activos, aun cuando le pueda generar valor a la empresa. Particularmente, los activos intangibles deben poder ser controlados por la empresa que los emplea y aprovechados en transacciones como el arrendamiento o la venta. Debido a estas características puntuales, algunos intangibles como el conocimiento y la educación de los empleados no son considerados como activos a pesar del beneficio que representan.

Una vez se le atribuye a un intangible la condición de activo, estos se pueden clasificar en función del área en la que sean empleados. Entre las diversas tareas que estos pueden desempeñar se destacan:

  • Relaciones contractuales.
  • Promoción de artículos.
  • Emisión de licencia comerciales.
  • Protección al derecho de autor.
  • Servicio al cliente

En ocasiones, puede resultar imposible identificar algunos activos intangibles debido a las particularidades que dificultan su identificación o control. A raíz de esta problemática surge el fondo de comercio, el cual abarca los activos intangibles que no pueden ser abordados o valorizados de forma individual. Los fondos de comercio pueden ser valorados; generalmente a través de la renta futura que puedan generar estos activos.

Situando los activos intangibles en el caso específico del mercado inmobiliario, se tiene que estos no se encuentran incluidos dentro de los activos inmobiliarios pero que si pueden impactar significativamente el valor del inmueble de forma indirecta (por ejemplo: el punto comercial). Por esta razón, se ha debatido la importancia de incluir este tipo de activos, en conjunto con los tangibles, al momento de valorar un inmueble en su totalidad. Sin lugar a duda, la omisión de los intangibles traería como consecuencia una valoración ineficiente.